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RAW, ¿SI ERA PARA TANTO?

Grave (Raw, 2016) Dir. Julia Ducournau Año tras año nunca ha de faltar una película que genere tanto revuelo en todo el mundo y que se haga de una publicidad de boca en boca por el impacto que generó en el espectador. En su gira por festivales, esta película fue Raw, de la cual se hablaba que había generado desmayos en sus proyecciones por lo fuerte de sus imágenes y que por ello el espectador debía verla bajo su propio riesgo. Ahora que nos llega en su corrida comercial nos queda preguntarnos ¿Era para tanto? La cinta nos cuenta la historia de Justine, una joven prodigio que está a punto de entrar a la carrera de veterinaria, su hermana ya está en la misma escuela por lo que le emociona mucho el entrar ahí. Una vez que llega los estudiantes se dan a la tarea de hacer novatadas a todos los de nuevo ingreso, entre bromas pesadas y rituales extraños, el ingreso a la universidad parece más complicado de lo que por sí es. Uno de los rituales consiste en comer riñones de conejo, para lo que ella se rehusa debido a que toda su familia es vegetariana y nunca ha probado la carne, justo cuando se da cuenta de que su hermana ha dejado de serlo e incluso disfruta de comer carne, decide probar el objeto de ese ritual. Justine se enferma por haber probado eso pero también se da cuenta de que su hambre se vuelve insaciable, al grado tal de continuar comiendo carne, ahora sin importarle si está cruda o cocida. Un accidente con su hermana hace que ella termine probando carne humana, lo cual la asusta pero despierta demasiado su interés en seguirla consumiendo, ahora ningún otro alimento le satisface y tiene que evitar sus impulsos de probar la carne humana. Por si fuera poco esa misma hambre se combina con el impulso de su despertar sexual y las experiencias hostiles de la iniciación universitaria. Si juzgamos a la película por sí misma, por sus valores de producción y en sí lo que vemos en pantalla, nos encontramos con un trabajo estupendo, que se defiende bastante bien y que cumple con su cometido no solo de entretener, sino que generar una atmósfera nauseabunda y estresante que, aunque no nos muestra nada explícito en cuanto a situaciones grotescas, la misma música y actuaciones si generan cierto malestar. La falta de originalidad en la trama puede llegar a ser su punto débil, es una historia que ya hemos visto antes, que utiliza el canibalismo o cualquier otra transformación corporal para hacer una analogía entre eso y la adolescencia, el despertar sexual y los cambios hormonales que sufrimos las personas, en donde el impulso es tan fuerte que vuelve muy difícil el relacionarse interpersonalmente en esa etapa. El deseo sexual es aquí retratado, literalmente como el deseo de carne humana, así como la hostilidad al entrar en un entorno que va de la hostilidad a la indiferencia, vamos, incluso el tema de las relaciones entre hermanos es tocado de forma sobresaliente pero no por ello original. El pero de todo esto viene cuando te das cuenta que en ningún momento te desmayaste, o vomitaste, o siquiera se te quitó el hambre, es una película incómoda de ver, sí, pero no por ello imposible, yo me atrevería a cambiar su clasificación a una menos restrictiva. El producto final resulta un excelente y ruidoso debut para su directora, y la convierte en una figura a la que hay que seguirle la pista con sus próximos proyectos, es una excelente película y muy divertida que no dudaría en volver a ver más veces, solo considero que fue tanto el ruido que se hizo alrededor de ella que al final su apreciación se resuma en un “¿Y esto es todo?”.


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