La relación de Luca Guadagnino con el Oscar se reduce a una nominación para I Am Love en la categoría de mejor vestuario, el resto de sus películas habían pasado desapercibidas no sólo para los premios de la Academia sino para muchas otras entregas de premios, hasta ahora con la cinta que nos tiene aquí, una película pequeña no solo en presupuesto sino también en cantidad de personajes y en la sencillez de la trama que narra, no por ello deja de ser un trabajo muy bien hecho. Con esta cinta pasó un fenómeno que a veces se da en los Oscar y que suele sorprender por esto mismo, entró con bombo y platillo a la temporada de premios ganando todo lo que se le ponía enfrente, reconocimientos por doquier que la convertían en la favorita para ganar el Oscar importante de la noche, sin embargo ha perdido mucha fuerza de un tiempo para acá, tanto que ni siquiera se vislumbra como una favorita, y tiene todos los elementos que la hacen una disfrutable ganadora, en caso de que don Oscar nos quiera dar una sorpresa.
La belleza y fuerza de esta cinta radica en su trama sobre la ilusión y las desventuras del primer amor, un chico que poco ha experimentado sobre tener este tipo de relaciones, que está en pleno descubrimiento de su sexualidad y que pertenece a una familia muy liberal, cae rendido ante los encantos de un universitario maduro que llega a su casa durante el verano, ambos comienzan a relacionarse en una clase de dinámica en la que uno al otro le demuestra lo mucho que sabe sin darse cuenta que en realidad, el chico está viendo en el otro a la figura de lo que quiere aspirar a ser, ese seductor inteligente ávido de conocimiento, a su vez el universitario observa en el chico la imagen de lo que él fue, un joven pretencioso, que también está ávido de conocimiento, que se divierte y muestra inocencia a los que lo rodean.
La construcción de los personajes es magnífica, el desarrollo que estos tienen mediante su interacción es notorio por la forma en la que se van relacionando entre sí, no solo los dos protagonistas, sino con los padres, amigos y demás personas que aparecen en la cinta. La dirección de Guadagnino deja claro una cosa, no se va a desperdiciar ningún recurso, no se van a desperdiciar los paisajes hermosos que tiene el campo italiano, no se va a desperdiciar la época en la que está ambientada la cinta, y para ello propone un magnífico soundtrack, y no se va a desperdiciar la pretensión de sus personajes, los cuales aprovechan cada momento para hacer alarde de su inteligencia en una esfera social en la que eso es el equivalente a presumir quien tiene el pene más grande.
Las actuaciones están excelentes, sobre todo Timothée Chalamet quien resulta toda una revelación al encarnar a un “Lolito”, un personaje en cuya inocencia está la explotación de su erotismo, del tipo de personajes que es necesario ver en las películas para poder balancear esto del tema del despertar sexual, y que con la apertura actual sobre la diversidad sexual, queda muy acorde a lo que el espectador espera ver. Cabe mencionar también que Chalamet aprovecha cada plano en el que aparece para seducir ante la cámara, y así resultar irresistible para Armie Hammer, quien también hace muy bien su trabajo en la que es tal vez la mejor actuación de su carrera, Michael Stuhlbarg hace un trabajo igual de ejemplar del que parece injusto que ninguno de los dos esté nominado al Oscar. Es extraño pero los personajes femeninos pareciera que no necesitan destacar o sobresalir en esta historia, no por ello se les hace a un lado o se les resta el peso necesario de su presencia para que la trama avance, sin embargo no hay nada que mencionar sobre ellas más allá de eso.
Y de eso uno se da cuenta desde el principio de la cinta, de la cual la fotografía es un elemento muy favorecedor, con la cámara empeñada a resaltar el físico masculino, lleno de erotismo que seduce al espectador y que gracias a su fluído guión vuelven a esta una cinta muy estimulante. La fotografía saca también provecho de los paisajes y los poblados de Italia, teniendo al final una puesta en escena sublime, de nuevo, exacerbando la vista del espectador y sacando mucho provecho de la luz del sol, utilizándola excelentemente para las escenas, por ejemplo, en la que los personajes están a la orilla de la piscina.
Al final obtenemos una cinta que puede llegar a mover muchos recuerdos, hacernos sentir la fragilidad de su protagonista y a la vez el aprendizaje que este obtiene, ahora, como una persona con un poco de madurez en todo sentido, ¿Se convertirá en ese otro ideal con el que pasó el verano o solo está listo para seguir con su vida y sus relaciones sin importar a donde esto lo pueda llevar? Por poco olvido mencionar que las canciones que Sufjan Stevens hizo para la cinta son magníficas, y se vuelven imprescindibles en el playlist de quienes vimos la película.